viernes, 27 de agosto de 2010

Fallar



Fallar…
¿por qué fallamos?
En la mayoría de ocasiones fallamos porque no queremos darnos cuenta de las evidencias. Por que estas se presentan ante nosotros limpias y aseadas y hacemos como que no las conocemos. Les damos la espalda y echamos a correr.
Imaginamos que quizá mucho más allá de lo que puede parecer se esconde lo que tal vez sea… y ese tal vez sea no es más que lo que nosotros quisiéramos que fuese, pero no lo que en realidad es.
En definitiva el error está en nosotros mismos, en idealizar y no “real-izar”. Bajemos de las nubes que éstas van muy deprisa… o mejor recordemos que son vapor de agua y no pueden sujetar nuestro peso.

miércoles, 11 de agosto de 2010

PIDO PERDÓN



Lamentable error...
pido perdón, confundí la brisa fresca con el hielo
confundí un poco de polvo con la más altiva de las tormentas de arena
confundí un rayito de luz eléctrica con un amanecer a dos centímetros del sol
confundí una gota de agua con un océano azul
confundí una mirada más con la mirada destacable
confundí unas palabras cualquiera con las palabras de tu corazón
pido perdón, por haberte confundido a ti con otros
pido perdón, por mi impaciencia
y pido perdón por desearte de esta manera loca...

Tropecé, me descoloqué, perdí de mi vista la línea del tiempo y ahora ando perdida en el espacio buscando el momento de encontrame contigo

sábado, 7 de agosto de 2010

SALTA













Depositaré las alas en una esquina.

Aún no había aprendido a volar y ya quería saltar desde el precipicio más alto. Me precipité y solo ahora me doy cuenta.
Se quedarán ahí y quizá dentro de algunos años sea el momento de volver a cogerlas.

Pero eso no quiere decir que no deba ir ensayando, que no deba ir aprendiendo poco a poco a volar. Emperazaré con saltos pequeños, estiraré mis brazos para medir la distancia que hay desde la punta de mis dedos hasta las estrellas, intentaré hablar con la luna, aunque sea a gritros y aunque haya días que no esté de humor ni siquiera para decirle "hola".

Porque por mucho que quiera y por mucho que duela, ellas seguirán ahí día tras día y yo no tendré dieciocho años eternamente.

Estiraré mis brazos, me agarraré de la mano que esté a mi lado y saltaré... Sé que quizá muchas veces necesite otro tipo de mano, pero la que esté será la que tenga que estar y ese otro tipo llegará cuando tenga que llegar.
Es imposible predecir cuando podré echar de menos, es imposible predecir cuando echaré de más. Es inútil intentarlo. Pero lo que si que puedo afirmar con certeza es que habrá momentos para todo y que no podré evitarlo. Quizá llore cuando deba reir o quizá ria cuando deba llorar. Pero así es la vida, para eso está hecha.

Un vagabundo en la casa real, una princesa en un burdel, un avión en el mar o un barco en cielo, ¿quién sabe hasta donde se puede llegar?
Me propondré el reto de atravesar el mar en bicicleta y respirar bajo el agua. Me propondré ver la vida de otra manera, más fácil, más clara, sin que me duela.