viernes, 27 de agosto de 2010

Fallar



Fallar…
¿por qué fallamos?
En la mayoría de ocasiones fallamos porque no queremos darnos cuenta de las evidencias. Por que estas se presentan ante nosotros limpias y aseadas y hacemos como que no las conocemos. Les damos la espalda y echamos a correr.
Imaginamos que quizá mucho más allá de lo que puede parecer se esconde lo que tal vez sea… y ese tal vez sea no es más que lo que nosotros quisiéramos que fuese, pero no lo que en realidad es.
En definitiva el error está en nosotros mismos, en idealizar y no “real-izar”. Bajemos de las nubes que éstas van muy deprisa… o mejor recordemos que son vapor de agua y no pueden sujetar nuestro peso.

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